La actuación consiste en la reforma y ampliación de una edificación situada en el casco histórico de Sevilla, destinada a vivienda unifamiliar y garaje, entre medianeras y de tres plantas de altura. Se interviene sobre las plantas 1 (Baja) y 2 que se modifican en su totalidad con la demolición de los forjados existentes entre ambas plantas y la incorporación de un nuevo forjado en sustitución de aquéllos y en los espacios de doble altura de la planta baja.
La parcela donde se encuentra el inmueble, de forma irregular, cuenta con una superficie de 165 m2.
Contexto histórico del inmueble:
Situado en el ámbito del Sector 9.1 “Los Humeros”, en la periferia Oeste del conjunto histórico, extramuros de la cerca almohade. Según recoge su Plan Especial de Protección, durante la época islámica y medieval el área estuvo ocupada por huertas y cierta actividad portuaria y fluvial. A partir del siglo XVI se establecieron industrias de secado, salazón y ahumado de pescado, de cuyas humaredas surgió el topónimo para identificar la zona.
Hacia 1570, la presión demográfica propició el desarrollo de un nuevo arrabal en los Humeros, con el trazado y loteo de parcelas regulares y rectangulares, entre las actuales calles Dársena y Bajeles. Pero el crecimiento del arrabal se vio frenado en la última década del siglo XVI y primera del XVII debido a las riadas y epidemias que azotaron Sevilla. No fue hasta finales del siglo XVIII cuando la corona periférica resultara atractiva para absorber nuevos desarrollos urbanos y crear una nueva imagen de la ciudad.
Con la implantación del ferrocarril (1856-1900), el barrio de los Humeros perdió sus vistas y conexión directa con el río, que no recuperó hasta la Expo`92. Además, el trazado de las vías discurría paralelo al río sobre un terreno que hacía las veces de defensa contra las avenidas del río, con lo cual perdía sentido la conservación de las antiguas murallas islámicas para esta función, que tampoco tenían ya interés para la defensa. El sector de muralla de Goles entre San Laureano y Baños fue demolido antes de 1870, lo que propició la transformación del caserío de esta zona, cuya edificación se orientó abiertamente a calle Goles.
En el siglo XIX el barrio sufrió un importante deterioro, en parte motivado por sus pésimas condiciones de accesibilidad, su viario interior y su estructura parcelaria original. La reconstrucción del interior del barrio vino ya en el siglo XX, ligada a procesos de agregación de parcelas. Aun así, su interior mantiene la estructura parcelaria original o con escasas modificaciones, lo que ha contribuido a mantener las tipologías más antiguas para programas familiares (casa doméstica, casa-patio, híbridas) y programas plurifamiliares (corrales y casas de vecinos).
La vivienda, que ocupaba únicamente la planta 3, amplía su programa con diversas dependencias en las plantas 1 y 2, y se incorpora un elevador para comunicar los diferentes niveles del edificio. El garaje mantiene su ubicación y puerta de acceso, si bien amplía su fondo con la demolición de un aseo y trastero existentes.
La composición inicial de la fachada precisa algunas modificaciones, en relación a las plantas 1 y 2. Concretamente:
– Los huecos de planta 2 se alinean con los de planta 3, conforme a la recomendación de las Normas Urbanísticas del PGOU, al objeto de establecer un orden modular para la fachada, y con el empleo, en las plantas de piso, del hueco rasgado vertical.
– Se abren dos nuevos huecos en planta baja, en una parte ciega de la fachada, para posibilitar su utilización en las condiciones requeridas de iluminación y ventilación natural.